Julia siempre ha soñado, desde que era chiquitina, con poder estar en una olimpiada. A duras penas puede recordar las de Barcelona, pero cuando fueron en Atlanta ella ya estaba entrenando duro en el pabellón de su pueblo, haciendo sus pinitos en la gimnasia rítmica.
Sus padres la apoyan, como la han apoyado siempre, y Ángela, su mejor amiga,
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